El malware de origen israelí es señalado por diversos actores políticos de todo el mundo como una herramienta de espionaje con fines represivos.
Según el consorcio de prensa muchos de los números telefónicos espiados eran de Azerbaiyán, Bahréin, Hungría, India, Kazajastán, México, Marruecos, Ruanda, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.
En la lista filtrada de 50.000 víctimas figuran periodistas, activistas por los derechos humanos, políticos e incluso empresarios; muchas de estas personas habrían sido espiadas desde 2016.
En la lista figuran números de periodistas de medios de todo el mundo, como la Agence France-Presse, The Wall Street Journal, CNN, The New York Times, Al Jazeera, France 24, Radio Free Europe, Mediapart, El País, Associated Press, Le Monde, Bloomberg, The Economist, Reuters y Voice of America, dijo The Guardian. El Post dijo que 15.000 de los números telefónicos estaban en México e incluían los de políticos, líderes sindicales, periodistas y críticos gubernamentales. La lista incluye el número de un periodista independiente mexicano que luego fue asesinado en un lavadero de autos. Su teléfono nunca fue hallado y no está claro si fue pirateado.
Los servicios de seguridad marroquíes utilizaron el software espía para atacar a unos 30 periodistas y ejecutivos de medios franceses, según la investigación. El uso del software para hackear los teléfonos de los reporteros de Al-Jazeera y de un periodista marroquí había sido informado anteriormente por Citizen Lab, un centro de investigación de la Universidad de Toronto, y Amnistía Internacional. También figuran dos números pertenecientes a mujeres cercanas al periodista nacido en Arabia Saudita Jamal Khashoggi, quien fue asesinado por un escuadrón saudí en 2018.
Perecuión a activisas por los DD.HH.
La organización humanitaria Amnistía Internacional (AI) y la canadiense Citizen Lab denunciaron que defensores de derechos humanos y periodistas han sido vigilados y atacados en 45 países de todo el mundo gracias al programa Pegasus, del grupo tecnológico israelí NSO.
Danna Ingleton, del brazo tecnológico de AI, Amnesty Tech, resaltó que una nueva plataforma, Digital Violence (Violencia digital) “saca a la luz las importantes conexiones entre el uso del software espía de NSO y demoledoras violaciones de derechos humanos”, en cuatro continentes.
Esa plataforma, de la agrupación británica Forensic Architecture, permitió ya trazar un mapa de la distribución mundial de Pegasus, un programa que NSO (iniciales de sus creadores y propietarios) vende exclusivamente a gobiernos y solo después de ser autorizados con base en la legislación militar israelí.
Pegasus es un malware (programa malicioso) que se instala subrepticiamente en los teléfonos y permite acceso total a los mensajes, correos electrónicos, multimedia, micrófono, cámara, llamadas y contactos en el dispositivo del usuario.
Un caso latinoamericano de víctimas de Pegasus, según las investigaciones de AI y Citizen Lab, fue el espionaje sobre defensores de derechos humanos que participaron en las indagatorias por la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa, en México, un crimen masivo ocurrido en 2014.
En 2012, el gobierno de México había anunciado un convenio con NSO por 20 millones de dólares.
Repudio de la Comisión Europea
Yo no fuí
El NSO Group rechazó en un correo electrónico en respuesta a preguntas de la AP que nunca ha mantenido “una lista de blancos potenciales, pasados o existentes”, y dijo que no tiene acceso a los datos de sus clientes. En un comunicado por separado, señaló que el informe de Forbidden Stories está “lleno de suposiciones equivocadas y teorías no corroboradas”.
La compañía reiteró su aseveración de que sólo vende su programa a “agencias gubernamentales verificadas” para que lo utilicen contra terroristas y peces gordos del crimen organizado. Los detractores dijeron que esas afirmaciones eran deshonestas y que los repetidos abusos en el uso del programa de spyware Pegasus ponen de relieve la casi absoluta falta de regulación al sector de espionaje privado global.