El gabinete provincial que dirige Gustavo Sáenz, tiene una mirada esquiva a las situaciones acuciantes de los Pueblos Originarios. Sea en la Salud, la alimentación, la provisión de agua potable, o incluso, el acceso a las fuentes de energía y ni qué hablar de la Educación. El hallazgo reciente de un cubículo de lata en medio del árido y caluroso Chacosalteño, habilitado como un aula, plurigrado para decir que imparten clases a las infancias indígenas. La derecha -oligarca- tiene a los más vulnerables por objeto de toda crueldad.
Así se pregunta uno al ver a mitad del arenal, una lata con niños y niñas que van y vienen, en lo que dura una jornada escolar ¿por qué al Gobierno de Salta, le genera odio el pobre de la ruralidad?. Mientras los chicos, pisan a “pata pila” o pies descalzos, el piso de tierra, cálida y agreste. La escuela en medio del monte es un container que le ahorra al Estado provincial, destinar unos cuantos pesos para cemento, ladrillo, y todo insumo lógico en la construcción de un par de habitaciones que prodiguen comodidad a los estudiantes originarios.
El paisaje en la Escuela del paraje Mistolar km12, AHACHUY anexo Nro. 4162 en Pozo El Tigre; Buena Fe.Depto Rivadavia dependiente del Ministerio de la Provincia de Salta, en la localidad de Sta Victoria Este, nos deja un tanto perplejos al no entender qué puede ser tan difícil para el Ministro Matías Cánepa o para su inminente reemplazo, Cristina Fiore, o para el ahora candidato a diputado nacional, Pablo Outes -primo de Cánepa- decidir hacer lo que corresponde por el bienestar de niños y niñas indígenas. Allí, SNI en comunicación con los habitantes de la zona, conoció tan infame y deplorable situación, en la que los padres expresaron“nosotros queremos comodidad para nuestros niños y para qe los hijos de nosotros tengan edificio escolar” Papás y mamás, sueñan con la escuela para beneficio de la comunidad y expresan su repudio a la realidad limitante y discriminadora que padecen, por la que bien rechazan que se impartan las clases “bajo un árbol.”
En el contexto de convertir a la Escuela Pública en un caro lujo de administración privada, clientelista y de élite, LA ESCUELA DE LATA EN SALTA, es el ícono de lo quebrado que hay que estar, como adulto, gestor de la cosa pública, para CONDENAR a niños y niñas indígenas a condiciones INFRAHUMANAS, aprovechándose de la exigencia legal a cumplir con la educación de los menores de edad, mientras el deseo más puro y la preocupación más genuina de sus progenitores es la alimentación y la educación de sus hijos e hijas que les permita no ser tratados como parias en una sociedad cada vez con exigencias más altas y más específicas.
Quizás parte del problema sea que el Gabinete provincial tiene en su mayoría, personas que no padecieron hambre, no fueron a la educación pública y gratuita, no necesitaron un comedor escolar, ni conocieron el rancho y la señorita haciendo de mamá, enfermera, servicio de limpieza, etc. Los funcionarios y las funcionarias, desconocen las realidades inocultables de la pobreza, el rancho de barro, o la desocupación por analfabetismo -incluso funcional- no tienen idea lo que es no tener acceso al agua potable o a una vivienda con baño, cocina, comedor, dormitorio, etc. No conocen y lo más triste es que; no les importa.