En Salta, Sáenz y Bettina Romero, juntos, entregando herramientas enviadas por los programas nacionales del Ministerio de Desarrollo Social que dirige Victoria Tolosa Paz. El albertismo tiene su propia fórmula en la Provincia con macristas, peronistas y conservadores locales.
Un frente armado para estas elecciones por el Gobernador Gustavo Sáenz concita a la cúpula macrista de Juntos x el Cambio, en la figura de la Intendenta Romero. Unidos para lograr sendas reelecciones, en una coyuntura que avizora una escasa participación electoral y un no menos probable voto en blanco.
Para levantar ese problema de lo inminente, Sáenz, le suelta la mano a Emiliano Durand que parece haber alcanzado su techo en la proyección de votos capitalinos y vuelca toda la estructura oficial en favor de Bettina, con mejor instalación, aunque reñida por los déficits inocultables propios de la gestión municipal fuera de toda la realidad que padecen los vecinos con acuciantes problemas de Seguridad, pavimentación, iluminación, limpieza y desmalezados en los barrios de Salta. Una ciudad, abandonada, incluso en el Casco Histórico.
En lo referido a las actuaciones políticas, en el contexto de la campaña electoral, lo que hasta ayer Sáenz criticaba de su oponente, Emiliano Estrada -Frente Avancemos- hoy lo utiliza como parte de su alianza de subterfugio con Romero, pues dejando de lado el uso que hace de los beneficios que devienen de la mano de Alberto Fernández, el Gobernador, vuelve a abrazar la causa macrista para asegurarse que el voto capitalino no se vaya con Felipe Biella, y por ende con Avancemos.
Los territorios están peleados y la dirigencia que se candidatea, trata de no perder los pocos márgenes de un electorado hastiado, indiferente y muy poco participativo.